Creo que algo clave para el profesorado de hoy día, si queremos realmente preparar a nuestro alumnado, es escuchar, de vez en cuando, qué piden las empresas a la hora de contratar personal, cuáles son las características que hacen que escojan un cv y no otro, en definitiva, es importante saber cuáles son las demandas del mundo real para poner nuestro enfoque en la preparación de competencias que ayuden a nuestro alumnado a tener, sino éxito (que también), sí, al menos, un número amplio de oportunidades.

El pasado miércoles tuve la suerte de acudir a una mesa redonda en la que siete personas responsables de Recursos Humanos de grandes empresas asturianas, nacionales e internacionales, hablaban de cuáles eran las características que se pedían hoy día.

Mientras escuchaba a la responsable de Ikea Asturias o de Orange, pensaba hasta qué punto era importante que nuestro modo de entender la educación se fuese modificando y cómo era hora de que, en nuestras aulas, se enseñase de otra forma. Fijaos que no le quito importancia a los contenidos, se puede enseñar lo mismo (o más) pero de forma diferente.

He leído esta temporada voces que comienzan a decir que si esto de la innovación son fuegos artificiales y que es una moda y un montón más de argumentos anacrónicos que denotan una gran resistencia al cambio, muchas veces, por inseguridad o por comodidad.

Os aseguro que, tras haber estado en aquella mesa redonda, o nos convencemos de que ya no vale dar clase de la misma forma o quienes pagarán las consecuencias son nuestros chicos y chicas que, cuando se enfrenten al mercado laboral, no sabrán muy bien qué responder ante un mundo cambiante de una forma frenética.

¿Cuáles son esas características?

Las siete personas que estaban allí insistieron en tres aspectos que son clave en cualquier empresa hoy día: la flexibilidad, el trabajo en equipo y la actitud.

Me sonreía cuando pensaba en quienes llegaron incluso a cuestionarme cuando puse en marcha mi trabajo en equipos y colaborativo en el aula. Hoy día, tras mucha lectura y mucha formación (que en este mundo también se vende mucho humo y brotan expertos/as en educación como por arte de magia) estoy convencida de que es una metodología básica para la educación del siglo XXI.  Más adelante trataré este tema, pero baste en esta entrada decir que la parte del trabajo en equipo, y por qué no, la de la flexibilidad se trabaja con esta metodología.

La flexibilidad es esencial en estos tiempos, alguien rígido y sin capacidad de amoldarse, difícilmente encontrará cabida en el mundo laboral actual. ¿Cómo trabajarlo en el aula? La metodología por proyectos, unida a la de cooperativo, contribuye al desarrollo de esta capacidad ya que al alumnado le supone un trabajo multidisciplinar, la búsqueda en distintas fuentes, amoldarse a distintos formatos…, en definitiva, trabajar de manera diversa.

 Aquí la evaluación tiene mucho que decir, si solo se nos evalúa con exámenes, solo sabremos prepararnos para estos, y no podremos enfrentarnos a otros problemas. Cambiando nuestro modo de evaluar y haciendo mucho más variados nuestros instrumentos acostumbraremos a nuestro alumnado a preparar otras estrategias y a distinguir cuándo y cómo utilizar unas u otras. Las rúbricas, los portfolios, las dianas de evaluación, la coevaluación y la autoevaluación tienen que empezar a formar parte de “nuestro cuaderno de profe”.

¿Y la actitud? ¿Eso se trabaja en el aula? ¡¡¡Pues claro que sí!!! La incorporación de la inteligencia emocional en nuestras clases debería surgir de forma natural. El trabajo de la inteligencia interpersonal e intrapersonal es fundamental y se puede hacer de muchas maneras y todas ellas muy creativas y enriquecedoras.

Habéis leído en el blog muchas de ellas y este curso seguiré incorporando algunas nuevas que he preparado y que creo que contribuyen tanto a la expresión oral y escrita como al autoconocimiento y al conocimiento de las demás personas. ¿No construye todo esto nuestra actitud?

Así que, tras aquella mesa redonda, me fui a casa muy contenta, muy esperanzada y llena de ilusión porque tal vez esta manera de ver la educación y esta manera de ir entendiendo mi día a día en el aula sí tenía un sentido.

Where we want to be? Nos planteaba la responsable de Ikea, y esa pregunta resonó en mi cabeza todos estos días.

Ya lo sé. Quiero seguir apostando por un cambio educativo, por una profunda y verdadera innovación (lo de unirlo solo a las TIC ya está superado) y por un día a día en las cuatro paredes de mi aula lleno de ilusión y esperanza. ¿Te apuntas?

Gracias por tanto.

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